Acudimos a terapia porque experimentamos sufrimiento o porque nos sentimos impulsad@s hacia la búsqueda de quienes somos; Y así vamos a terapia, y pedimos ayuda a un profesional que nos acompañe a encontrar nuevos modos de hacer con lo que nos preocupa, nos asusta, nos aísla, nos duele, nos enferma... y lo hacemos, porqué necesitamos encontrar bienestar y salud.
Y así llegamos a terapia... caminando en ese anhelo de encontrarnos a nosotr@s mism@s, confiando en que ampliar nuestra conciencia traerá a nuestra vida más plenitud.
Sea como sea, desde el deseo de saber vivir o desde la necesidad de dejar de sufrir, el encuentro terapéutico es un espacio de intimidad y confidencialidad donde poder adentrarse de manera segura en un gran viaje hacia las luces y las sombras que habitan en cada un@ de nosotr@s.
Hay situaciones en nuestra vida y aspectos en nuestro carácter que nos generan malestar, insatisfacción y conflicto bien sea con nosotros mismos, con los demás o/y con nuestro entorno.
La psicoterapia nos ayuda a darnos cuenta de como vivimos, de como nos relacionamos, de que ocurre en nosotros al entrar en contacto con las cosas que nos pasan.
Nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, nuestro lenguaje, como actuamos y lo que imaginamos o soñamos son aspectos que traen información sobre nuestro estado físico, mental y emocional y es, dándonos cuenta de estos, como se produce una mayor presencia en lo que somos.
Darnos cuenta de como llegamos a nuestros problemas o dificultades nos va a permitir darles un sentido, y desde ahí poder descubrir y aprender otras maneras de relacionarnos, ampliar el campo de posibilidades y recuperar la creatividad perdida.
Darnos cuenta nos pon en presente continuo y nos permite vivir de una manera más responsable y más libre, ya que si salimos de lo automático del sufrimiento y de la comodidad, tendremos más capacidad de elegir lo que necesitamos para nuestra vida.
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